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La Creación: Dios creó el cielo y la tierra y al ser humano a su imagen y semejanza. Él creó todo y vio que era bueno. En el principio estábamos en perfecta armonía con Dios y con las personas (shalom), no había dolor, ni sufrimiento, ni relaciones rotas. No había lugar para la muerte. 

La Caída: Esta armonía acaba con la entrada del pecado. Dios dio libertad a Adan y Eva para elegir cualquier fruto, excepto de un árbol, el árbol del bien y del mal. En cambio, Adan y Eva deciden probar la fruta del árbol prohibido y las consecuencias las seguimos sufriendo hoy en día. Nacemos de espaldas a Dios, y a lo largo de nuestras vidas hacemos daño a las personas de alrededor y a nosotros mismos, buscando la felicidad a “nuestra manera” pero siempre quedándonos vacíos y sin ser saciados. Ahora todos tenemos que enfrentar la muerte.

La Restauración: Por esta razón, Dios se duele de vernos perdidos y decide enviar a su Hijo JESÚS al mundo para salvarnos. Estas son las buenas noticias del Evangelio, JESUS viene y vive una vida perfecta, sin pecado, y decide sacrificarse en la cruz por nuestros pecados. Muere y es sepultado. Y al tercer día resucita venciendo así a la muerte y al pecado y dándonos una nueva vida. Hay dos cosas que necesitamos hacer, reconocer que estamos perdidos y arrepentirnos de nuestro pecado, y poner nuestra fe en JESÚS. Desde ese momento, a través de la fe en JESÚS podemos volver al principio, reconciliarnos con Dios y vivir en armonía para con Dios y los demás (shalom). Ahora seguiremos enfrentando problemas, pero con la esperanza y la certeza de saber que tenemos una nueva vida en CRISTO por la eternidad, vida eterna donde no habrá dolor, llanto, sufrimiento, ni pecado.